Aprender de la paciencia de Jesús

En la audiencia general del miércoles el Papa Francisco explicó cómo la paciencia se puede convertir en una auténtica obra de misericordia. Dijo que es necesaria para aguantar a los inoportunos y que además ofrece la oportunidad de corregir a los que se equivocan e instruir a los ignorantes

Queridos hermanos y hermanas:

He dedicado la catequesis de hoy a la obra de misericordia que nos pide «sufrir con paciencia los defectos del prójimo». En la Biblia, Dios se muestra como un Dios paciente y misericordioso, que soporta los lamentos de su pueblo.

También Jesús fue paciente durante los tres años de su vida pública. Pensemos en el episodio de la madre de Santiago y Juan, que pidió para sus hijos que se sentaran uno a la derecha y otro a la izquierda en el Reino de los Cielos. Jesús, en cambio, aprovechó esa situación para enseñarles y corregirles.

Esta obra de misericordia espiritual está relacionada con otras dos: «corregir al que se equivoca» y «enseñar al que no sabe». Supone un gran esfuerzo ayudar a otros para que crezcan en la fe y caminen en la vida.

La exigencia de aconsejar, amonestar y enseñar no nos ha de llevar a considerarnos mejores que los demás, sino, más bien, nos impulsa a entrar en nosotros mismos para verificar si somos coherentes con lo que pedimos a los demás.

Saludos

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. Les animo a poner en práctica las obras de misericordia, corporales y espirituales, para que todos puedan experimentar la presencia y ternura de Dios en sus vidas.


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