En el centenario del nacimiento de Mons. Álvaro del Portillo Vir fidelis multum laudabitur (Prov 18,20)

Reseña sobre el Congreso Internacional, Roma 12 a 14 de marzo de 2014. Por Catalina Bermúdez

Hace varios meses recibí una invitación a participar en el Congreso que tendría lugar en Roma, marzo 2014, en homenaje a Monseñor Álvaro del Portillo. La iniciativa del evento partió de la Pontificia Universidad de La Santa Cruz, como muestra de agradecimiento a su primer Gran Canciller. El motivo inicial era la celebración del centenario de su nacimiento (11 de marzo 1914). Posteriormente la Santa Sede hizo público el reconocimiento pontificio de un milagro atribuido a don Álvaro, que fue precedido por el anuncio de su beatificación dentro del mismo año. Se daban pues motivos de gran peso para un homenaje de este estilo.

El título del Congreso daba buena cuenta de su intencionalidad: “VIR FIDELIS MULTUM LAUDABITUR”. Tomando palabras del libro de los Proverbios (Prov 18, 20: El varón fiel será muy alabado), se quiso destacar la figura de Mons. del Portillo, profundizando en 3 aspectos o dimensiones: la primera, su relación con el Opus Dei trabajando junto a San Josemaría y como su primer sucesor; en segundo lugar, su visible amor a la Iglesia manifestado a lo largo de los años por su contribución específica al Concilio Vaticano II, a la codificación canónica y a las iglesias particulares; por último, su mensaje espiritual.

El estilo de las conferencias era indudablemente de carácter académico, desde el punto de vista histórico, canónico o teológico, pero, a la vez, permeado de un ambiente entrañable y familiar que venía facilitado por la presencia en el aula de Mons. Javier Echevarría, actual Prelado del Opus Dei y testigo privilegiado de la vida de don Álvaro. También por las frecuentes anécdotas y testimonios personales de los ponentes –muchos de ellos muy cercanos al protagonista-, que enriquecían sus exposiciones y conmovían a los asistentes.

De especial interés en el Congreso fueron dos mesas redondas programadas en la tarde del segundo y tercer día, en las que varias personas expusieron la colaboración e impulso que recibieron de don Álvaro a nivel personal, pastoral o laboral. Fueron testimonios llenos de vitalidad que señalaban sobre todo la grandeza y magnanimidad del primer Prelado de la Obra, a quien consideraban un verdadero amigo, consejero, y sin duda, un santo.

Entre los ponentes de la primera mesa redonda, dedicada al Amor de Mons. del Portillo a la Iglesia, estaba S.E.R. Mons. Carlo Cafarra (Boloña), el periodista y ex senador Alberto Michelini (Roma); S.E.R. Mons. Anthony Muheria (Kitui, Kenia), la Revda Madre María de Jesús Velarde (Fundadora de la Congregación de las Hijas de Santa Maria del Corazón de Jesús, España), y el Sr. Kiko Argüello (Iniciador del Camino Neocatecumenal, España)

La segunda, estuvo dedicada a los testimonios de personas dedicadas a iniciativas sociales y de servicio a la sociedad, promovidas en muchos países, bajo el impulso directo o indirecto de Mons. del Portillo, en sus años como Prelado del Opus Dei. Los ponentes procedían de Kinshasa, en Rep. Del Congo, de Sao Paolo, Brasil, de Roma y Filipinas.

Cabe destacar detalles anecdóticos que salpicaron diversos momentos de las intervenciones. S.E. R. Mons. Julián Herránz, que vivió y trabajó muchos años con don Álvaro en la Santa Sede, contó que hacía pocos días había estado visitando a Benedicto XVI en su monasterio; ya estaba enterado de la próxima beatificación de Mons. del Portillo. Aludió a que lo había conocido años atrás cuando trabajaba como consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe, de la cual él era Prefecto, luego añadió: “¡Qué bueno era don Álvaro!”.

Al término de las sesiones del primer día, un asistente tomó el micrófono y pidió a Mons. Echevarría si podía relatar algún otro recuerdo sobre la relación entre SS. Juan Pablo II y Don Álvaro. Enseguida, el Prelado recordó que alguna vez en que Mons. del Portillo hablaba y estaba presente el Papa, éste le pidió respetuosamente que hablara con voz más fuerte, porque le interesaba todo lo que él dijera. No quería perderse ni una sola palabra.

Al final de la mesa redonda sobre las iniciativas sociales, como conclusión de las jornadas del Congreso, el Rector de la universidad pronunció unas palabras a modo de síntesis. En ese momento, Mons. Echevarría, Gran Canciller de la Universidad, tomó el micrófono para agradecer a todos los participantes y colaboradores sus aportes. Y luego quiso resaltar que le había dado mucha alegría constatar que el Opus Dei seguía haciéndose como en los comienzos, entre los pobres, enfermos e indigentes, como se apreciaba por los últimos testimonios allí relatados. Animó a los presentes a continuar actuando siempre de ese modo, como lo había hecho san Josemaría.