Lucha contra las asperezas de tu carácter, contra tus egoísmos, contra tu comodidad, contra tus antipatías... Además de que hemos de ser corredentores, el premio que recibirás –piénsalo bien– guardará relación directísima con la siembra que hayas hecho (Surco, 863).
Tarea del cristiano: ahogar el mal en abundancia de bien. No se trata de campañas negativas, ni de ser antinada. Al contrario: vivir de afirmación, llenos de optimismo, con juventud, alegría y paz; ver con comprensión a todos: a los que siguen a Cristo y a los que le abandonan o no le conocen.
–Pero comprensión no significa abstencionismo, ni indiferencia, sino actividad. (Surco, 864)
Paradoja: desde que me decidí a seguir el consejo del Salmo: "arroja sobre el Señor tus preocupaciones, y Él te sostendrá", cada día tengo menos preocupaciones en la cabeza... Y a la vez, con el trabajo oportuno, se resuelve todo, ¡con más claridad! (Surco, 873)