Devoción a don Álvaro en una prisión del Congo
Repartiendo estampas de don Alvaro en una prisión central de Kinshasa (R. D. Congo).
El prelado: «Pidamos a Dios un corazón de niños»
Homilía de Mons. Fernando Ocáriz, en la memoria del beato Álvaro del Portillo, pronunciada en la basílica de Sant’Eugenio, el sábado 11 de mayo de 2019.
Misas en Colombia con ocasión de la festividad del Beato Álvaro del Portillo
Un 12 de mayo de 1921, el joven Álvaro del Portillo recibió la Primera Comunión en la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, en Madrid. Y es la fecha fijada en el santoral para celebrar la festividad del beato Álvaro.
Beato Álvaro del Portillo: Amor a María
El amor a la Virgen María nos debe llevar a tratarla constantemente como a una madre. En este vídeo, el beato Álvaro habla sobre la Madre del Señor y nuestra Madre.
Voluntarios en su beatificación
El verano de 2013 recé numerosas estampas al beato Álvaro del Portillo para que intercediera por mí y me concediera la correspondencia de una chica.
Despareció el linfoma de mi padre
Después de encomendarlo mucho a don Álvaro, los resultados demostraron que estaba perfectamente bien.
En Colombia. Tras las huellas del Beato Álvaro del Portillo
Unas 150 mil estampas para pedir favores a Dios a través de la intercesión del beato Álvaro del Portillo se han repartido en Colombia en los últimos cuatro años.
El beato Álvaro, los jóvenes y la paz
Ante la cercanía de la Jornada Mundial de la Juventud que se desarrollará en Panamá del 22 al 27 de enero de 2019, ofrecemos una homilía predicada en Roma por el beato Álvaro del Portillo en 1985 con ocasión del Año internacional de la Juventud.
«Señora, su marido es un milagro, créalo»
Hace poco más de tres años, me encontré de repente, sin saber por qué, debatiéndome entre la vida y la muerte, en una batalla brutal y frontal. Durante el tiempo que duró esta larga batalla, le vi la cara a la muerte. Pero, ¿qué fue lo que pasó? Os lo cuento gracias al beato Álvaro del Portillo.
Ahogados en dificultades
En medio de la fiebre recé la estampa una vez más y le dije: “Don Álvaro, ya no puedo más. Sé que puedes resolver el problema del agua para facilitar la vida en la casa. Yo estoy enfermo y no puedo más...”.