El papa recordó el viaje a Marsella durante su catequesis semanal

Francisco dijo que los Encuentros Mediterráneos subrayaron la necesidad de crear un “mosaico de esperanza” en esta localidad francesa donde el alto flojo migratorio causa grandes pérdidas humanas.

Queridos hermanos y hermanas:

La semana pasada estuve en Marsella, donde participé en la conclusión de los “Encuentros del Mediterráneo”. El sueño y el desafío compartido es que el Mediterráneo recupere su vocación de cuna de civilización, de vida y de paz. No podemos permitir que se convierta en una tumba, o que facilite la guerra y la trata de personas. Hace dos mil años, de su costa oriental partió el Evangelio de Jesucristo, para que todos los pueblos conocieran el amor del Padre, que nos llama a vivir en fraternidad.

Queridos amigos, necesitamos una mirada sobre el Mediterráneo que nos ayude a infundir esperanza en nuestra sociedad, y especialmente a las nuevas generaciones. El evento de Marsella nos ha planteado una mirada humana y esperanzada. Una mirada humana, es decir, capaz de referirlo todo al valor primario de la persona humana y de su dignidad inviolable. Y una mirada de esperanza, con experiencias y rostros concretos, que nos impulsen a construir relaciones fraternas y de amistad social.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos a María, Consuelo de los Migrantes, que acompañe el camino de los pueblos del Mediterráneo, para que entre todos construyamos un mosaico de esperanza y fraternidad. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias.