26 y 27 de mayo: tercer y cuarto día de la visita de Don Álvaro a Colombia

Ofrecemos una serie de relatos diarios de la visita de Monseñor Álvaro del Portillo a nuestro país, del 24 de mayo al 2 de junio de 1983.

26 de mayo de  1983 -  Con Don Álvaro en el Gimnasio de los Cerros

Mirando desde el Gimnasio de Los Cerros la ciudad extendida a nuestros pies, se hacía común un doble sentimiento: éramos muchos, pero aún pocos para tantos lugares y almas que nos aguardan. El Padre se hizo eco de este sentir al comenzar la primera tertulia en la capital el día 26, jueves por la tarde. Recién llegado a Bogotá, después de día y medio en Torreblanca, comenzó a trabajar desde el primer momento, sin que apenas le afectara el cambio de altura.

A las cuatro de la tarde, le esperábamos muchos hijos suyos. Habían venido de casi toda América del Sur, y de tantas ciudades de Colombia: Medellín, Manizales, Barranquilla, Cali…

Don Alvaro rumbo a una de las tertulias en el Gimnasio de Los Cerros.

Desde el comienzo de la tertulia, en las palabras del Padre y en las mentes de todos, estaba bien presente aquel otro jueves, 15 de agosto de 1974, cuando nuestro Padre habló unos minutos con el Consiliario de nuestra Región, que había logrado subir al avión que le conducía de Quito a Caracas, durante la breve escala en Bogotá. El Padre evocó aquellos minutos, contándonos que San Josemaría -como muestra de cariño a la Región-, escribió unas palabras a una hija suya que también logró entrar en el avión.

- “Pero lo que dejó aquí no fue ese trozo de papel: dejó su corazón”

Una de las preguntas de esta tertulia fue:

Nuestro Padre solía decirnos: tenéis que apretar. ¿ Se refería al peligro del aburguesamiento, a la flojera?

Don Alvaro nos dio una doble respuesta.

“No lo decía sólo a los colombianos: lo repetía a menudo, a todos, a mí también. Yo siempre lo he entendido como que tenemos que apretar en amor de Dios.

Si nuestro amor de Dios crece, aumentan necesariamente todos los aspectos de nuestra entrega, empezando por la inmediata consecuencia del amor, que es el espíritu de proselitismo… Hacer perezosamente es tanto como no hacer; equivale a ser cicateros, tacaños con Dios, como quien le hace un favor. Y Dios no necesita en absoluto de ninguno de nosotros: nos hace un favor El, llamándonos a su servicio”.

Al final de la tertulia don Alvaro nos dio la bendición y se despidió con estas palabras: “Hijos míos, os quiero mucho, os llevo en el corazón.”

27 de mayo de  1983 -  Con don Alvaro en el Gimnasio de los Cerros

Este día don Alvaro estuvo con sus hijas e hijos en distintas tertulias en Bogotá. Entre otras cosas nos pidió que encomendáramos su viaje mañana a Chiquinquirá, donde estaría rezando ante la Patrona de Colombia.

Leer: - 24 de mayo de 1983. Llega Don Alvaro a Colombia - 25 de mayo de 1983. Con Don Alvaro en Torreblanca - 28 de mayo de 1983. Con Don Alvaro en el Santuario de la Virgen de Chiquinquirá - 29 de mayo de 1983 - Con Don Alvaro en el Coliseo del Gimnasio de Los Cerros- 31 de mayo de 1983 - Con Don Alvaro en Medellín - 1 de junio de 1983 - Con Don Alvaro en el Gimnasio Los Pinares